En las últimas semanas del embarazo, al acercarse el nacimiento del bebé, hay un cambios en las condiciones físicas de la madres y el bebé se encuentra en fases finales de desarrollo, en la semana 32 se presentan ciertos riesgos y señales a las que se debe estar muy alerta.

La semana 36 es como definitiva debido a que la mamá debe estar en buenas condiciones y en el caso que sean un poco complicadas o que puedan perjudicar al bebé, se le refiere a una institución para realizar un manejo mutidisciplinario, y tener a la mano los elementos que puedan requerirse

Cuando el embarazo va transcurriendo normal,  a partir de la semana 32 se va preparando para que a partir de la semana 37 pueda desencadenarse un trabajo de parto porque el bebé ya está a término. 

Cuando se va a realizar una cesárea, normalmente se planifica en la semana 38; es la semana decisiva, perfecta e ideal porque el bebé está a término y además no es conveniente evolucionar a semanas posteriores donde se pueden presentar otro tipo de complicaciones, porque la placenta alcanza su grado de madurez y envejece. Tomando en cuenta que el bebé se nutre a través de la placenta puede comprometer el comportamiento hemodinámico intrauterino y por ende repercutir en el bienestar del bebé.

Principales señales de alerta

En algunas enfermedades metabólicas pre-existentes ó aquellas que puedan aparecer durante el embarazo requieren de un buen control en la etapa gestacional. Trastornos como la hipertensión gestacional, diabetes gestacional, desórdenes tiroideos, problemas inmunológicos como lupus, artritis, entre otros, pueden tener repercusiones graves para el bebé. Se hace necesario la vigilancia contínua debido a que la madre puede quedar padeciendo las citadas patologías aún después del parto.

Cuando son condiciones adquiridas en el embarazo, lo que más cuidamos son las infecciones urinarias y las vaginales, porque por ascenso en el canal del parto puede complicar y contaminar al bebé y acarrear complicaciones, siendo las  respiratorias las más frecuentes en el bebé al momento de nacer. De allí la importancia de detectar procesos infecciosos en el último trimestre del embarazo y darle el tratamiento adecuado para evitar que la infección pase de la madre al feto.

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Para el desarrollo de este post contamos con la asesoría, colaboración y suministro de información de la Dra. Anahil García, Gineco-Obstetra con amplia trayectoria; además, forma parte de los especialistas en la Unidad Quirúrgica La Trinidad

Coautora: Dra. Lidia Colmenarez, Docente jubilada – investigadora UCLA, Doctorado en Educación.